Hace años cuando iba a la secundaria, vi por primera ver un artista ambulante recolectar dinero por la calle. Lloré atormentada y feliz.
Por la tarde en la escuela, llegó un poeta y leyó algunos poemas suyos. Llovía.
Uno decía: "No des tu alma a los perros, quieren huesos!"
Hoy pensé en él y creo que es a los perros que hay que dar el alma y que tenemos necesidad de renovar todos los simbolismos por violentos.